La redacción
REYNOSA, Tamps., 15 de junio (apro).- Pemex ya sabía que la situación era grave en las instalaciones de la cuenca de Burgos, en la frontera chica de Tamaulipas, pero no tomó precauciones...
El pasado 16 de mayo, ocho trabajadores de la empresa Delta, contratista de Pemex, desaparecieron en esa región. El viernes 21, cinco empleados petroleros que trabajaban en la estación de compresión Gigante 1, a unos 300 metros de La Ribereña, la carretera que comunica Nueva Ciudad Guerrero con Nuevo Laredo, fueron golpeados y amenazados. “No los queremos volver a ver por este lugar”, les dijeron supuestos zetas.
Asustados, los trabajadores, tres de los cuales están actualmente desaparecidos, levantaron un reporte del cual tuvieron conocimiento la paraestatal y el Sindicato de Trabajadores Petroleros de la República Mexicana (STPRM). Pero sus jefes inmediatos, Ignacio Olea Acosta, Arturo Rodríguez y Adalberto Mancilla, los obligaron a volver. “No busquen pretextos para no trabajar, si se los vuelven a encontrar (a los sicarios) se regresan y ya”, les dijeron.
El domingo 23 de mayo, entre 9 y 10 de la mañana, en el cambio de turno, unos 40 hombres armados, con camuflaje militar y que viajaban en cuatro camionetas, irrumpieron en la estación. Sometieron a los trabajadores, los obligaron a tirarse al piso y les apuntaron con armas de alto calibre. Luego se llevaron a cinco de ellos y a un chofer de una empresa transportista en un camión que enfiló por la carretera rumbo a Nuevo Laredo.
Desde entonces, convoyes de sicarios patrullan esa zona y ni el Ejército, ni la Marina han logrado que la estación de compresión Gigante 1 vuelva a funcionar, con lo que la paraestatal deja de producir unos 120 millones de pies cúbicos de gas, según revela una fuente de la petrolera.
“No es que quieran adueñarse de la planta: no pueden usar el gas porque éste va por tuberías. Lo que quieren es el control total de la zona. Han lanzado amenazas de que secuestrarán a cualquiera que se presente a trabajar en esa planta”, asegura la fuente, quien reconoció que desde hace años estos grupos ya han robado combustible de los más de mil pozos que tiene la cuenca de Burgos, lo que les genera una ganancia calculada en más de 9 mil millones de pesos al año.
Lo que ocurre, dice, es que Los Zetas dominan todo el territorio de la frontera chica en los municipios de Mier hasta Nuevo Laredo, pasando por Ciudad Guerrero, que es donde se encuentra esta estación de compresión, parte de la cuenca de Burgos. “En la guerra que tienen ahora con el cártel del Golfo han intensificado su vigilancia; no quieren que nadie se acerque, que nadie pase por ahí sin su control, porque se están cuidando también de sus enemigos”, explica.
Incluso, apunta la fuente, estos grupos han arrebatado a sus propietarios ranchos y fincas en esa región y han sembrado el terror, al grado de que la mayoría de los habitantes de Nueva Ciudad Guerrero se han ido a Estados Unidos.
El chantaje
La versión que corre entre los empleados de la paraestatal es que Los Zetas le exigieron a la empresa 50 millones de pesos por dejarla operar en la zona, más una cuota mensual de 5 millones por protección y 10 mil dólares de rescate por cada uno de sus trabajadores secuestrados.
Éstos son Saúl García Ayala, instrumentista especializado en máquinas de compresión; Mario Zúñiga Salas, ayudante especializado instrumentista; Martín Franco Rivera, ayudante de mecánico; Christopher Cadena García, operador de primera de plantas de compresión, y Anselmo Sánchez Saldívar, mecánico especialista.
Sus familiares presentaron denuncia formal sobre su desaparición el 26 de mayo en la Agencia Cuarta del Fuero Común, en el municipio de Miguel Alemán, Tamaulipas. Pero, según narran, prácticamente nada se ha hecho para la localización de los secuestrados. A 19 días de la desaparición, Pemex aún no ha presentado una denuncia ante la Procuraduría General de la República (PGR), advierte Luis Armando Cadena Tijerina, padre de Christopher, uno de los desaparecidos.
Cuando los familiares esperaban el respaldo de la paraestatal para localizar a sus trabajadores sindicalizados, lo que han encontrado es el interés de Pemex por mantener este caso en silencio para no reconocer que un grupo delincuencial lo ha puesto en jaque.
En entrevista, Cadena Tijerina dice que Guillermo González Marrufo, encargado jurídico de Pemex, les notificó a los familiares que la denuncia no podía presentarse aún porque estaban esperando la declaración de Eduardo Zavala, el único trabajador que escapó del secuestro masivo.
Sin embargo, denuncia, fue la propia paraestatal la que le dio vacaciones a Zavala apenas ocurrieron los hechos, para que se fuera sin presentar su testimonio ante ninguna autoridad.
“Están tratando de evitar un escándalo y un reclamo o las demandas que podrían presentarse por los propios trabajadores desaparecidos o por sus familias”, señala Cadena.
“Las personas que están ahora secuestradas se presentaron a trabajar por responsabilidad, por cumplir con su trabajo y Pemex no hizo nada por atender las denuncias de lo que estaba pasando, por respaldarlos con vigilancia del ejército; no es justo que la paraestatal ni siquiera haya puesto una denuncia”, reclama.
El gobernador de Tamaulipas, Eugenio Hernández Flores, y Miguel Ángel Maciel Torres, administrador del Activo Integral Burgos-Pemex, participaron el 26 de mayo en la sesión plenaria de la Comisión Especial de la Cuenca de Burgos, que preside el diputado tamaulipeco Edgar Melhem, sin que se mencionara la toma de las instalaciones ni el secuestro de los trabajadores.
Ni el sindicato
El pasado domingo 6 los familiares de los secuestrados fueron a un acto político en esta ciudad, donde el líder del STPRM, Carlos Romero Deschamps, daba el respaldo de su gremio al candidato priista al gobierno, Rodolfo Torre Cantú.
“¡Compañeros petroleros, apóyennos, estamos solos!”, decía una de las cartulinas que portaban. “Ahorita nos ponemos de acuerdo; ustedes saben que nosotros no le sacamos a los problemas”, les dijo Romero Deschamps por el micrófono. Sin embargo, una vez que terminó el acto político dio la orden de que cerraran la puerta del local para que los familiares no pudieran alcanzarlo.
Cadena Tijerina relata que también han acudido a la octava Zona Militar para pedir que busquen a los levantados. “Nos recibió un soldado raso que lo único que hizo fue darnos un número de teléfono para que estuviéramos comunicados, pero es una línea que nunca contestan, nunca hay gente en ese número”, reclama.
“Como están las cosas en esa zona, mientras no tengan una denuncia de la PGR sabemos que el Ejército no está haciendo nada”, expone el padre de uno de los petroleros.
Apunta que tanto el sindicato como la empresa les mandan a “puros peleles” que sólo les dan largas, pero que no les especifican qué están haciendo para localizar a los trabajadores.
“Para Pemex esto no ha ocurrido, no hay nadie secuestrado, quieren tenerlo en secreto pese a la gravedad de los hechos”, agrega. “Para ellos son sólo un número, para nosotros son personas queridas, que las queremos de regreso.
“¿Qué están haciendo nuestras autoridades, qué está haciendo nuestro presidente? En lugar de irse a Johannesburgo, al Mundial, debería atender las situaciones graves que estamos viviendo aquí en México”.
En el silencio, los familiares subieron a internet un correo con las fotos y las especificaciones de cada uno de los 5 petroleros plagiados.
En cuanto a los ocho trabajadores de Delta, se trató de consultar a la empresa pero los ejecutivos se negaron a da una entrevista. Sólo una empleada reconoció que había personal desaparecido, pero no quiso especificar nombres.
Algunos familiares de estos trabajadores han denunciado su secuestro por internet y han reclamado a la empresa que haga algo para su búsqueda, ya que ningún medio de comunicación ha publicado nada al respecto.
El secretario general de Gobierno de Tamaulipas, Hugo Andrés Araujo, reconoce que el secuestro de ambos grupos de trabajadores ha sido expuesto por Pemex en las reuniones del Consejo Interinstitucional de Seguridad.
Dice que entre los acuerdos que se han tomado está el de formar una comisión que establezca una estrategia de vigilancia de acuerdo con las condiciones especiales de la zona de la cuenca de Burgos, que abarca partes de Tamaulipas, Nuevo León y Coahuila, y cuyo acceso se complica por las múltiples brechas, caminos vecinales y terrenos despoblados donde están los más de mil pozos en explotación.
“Esto se venía dando (los levantones de trabajadores de Pemex) y de alguna manera pasaban unos días de que se reportaba y los ponían en libertad; pero ahora no ha ocurrido”, reconoce el secretario.
No hay comentarios:
Publicar un comentario