jueves, 13 de agosto de 2009

Caso Acteal: el regreso a la libertad

ISAíN MANDUJANO

CINTALAPA, Chis., 12 de agosto (apro).- Catarina Pérez López, una indígena tzotzil de 50 años, llegó feliz al penal de El Amate la tarde de este miércoles: Su esposo, Hilario Guzmán Luna, por fin sería liberado tras 11 años de cárcel.

Diabético, Guzmán Luna, ha pasado casi 12 de sus 61 años recluido, primero en el penal de Cerro Hueco, a donde según su esposa fue llevado bajo engaños y, posteriormente, en El Amate.

Con su hijo Samuel, de 33 años, a bordo de una camioneta estaquitas Nissan, Catarina Pérez viajó casi seis horas desde la comunidad de Pechiquil, en el municipio de Chenalhó. Pasó por San Juan Chamula, San Cristóbal de Las Casas, Tuxtla Gutiérrez, Ocozocuautla, Cintalapa hasta llegar a El Amate. Recorrió unos 300 kilómetros.

Con Guzmán Luna, Catarina Pérez López tuvo cinco hijos; el más pequeño tiene 28 años.

Relata que debido a la lejanía, era difícil acudir a verlo cada semana, aunque se esforzó por visitarlo dos veces al mes.

Hoy, la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) determinó liberar a los primeros 20 reos al resolver el primero de cinco amparos interpuestos por los defensores de los presuntos miembros del grupo paramilitar que ejecutó a 45 indígenas, la mayoría mujeres y niños, en el paraje de Acteal, municipio de Chenalhó.

La mañana del 22 de diciembre de 1997, ocurrió la masacre, pero en días posteriores una persecución judicial llevó a 88 indígenas a prisión acusados de ser los responsables de la matanza.

Tras 11 años y casi ocho meses en prisión, la SCJN determinó liberar a 20 indígenas, luego de que los abogados del Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE) llevaran el caso hasta el más alto tribunal del país.

Los familiares de los reos, festejaron jubilosos el fallo de la Suprema Corte.

Juana Palomares, exdirigente del desaparecido Partido del Frente Cardenista de Reconstrucción Nacional, llegó desde el mediodía a El Amate acompañada de un grupo de mujeres y niños que ingresó al penal. Paralelamente, su esposo Manuel Anzaldo Meneses, encabezaba a unos 60 indígenas que realizaron un plantón a las puertas de la SCJN.

Palomares y Meneses, éste último exmilitante de la Liga Comunista 23 de Septiembre, han encabezado en los últimos años las movilizaciones de los familiares de los reos que demandan la libertad de sus presos, a quienes consideran inocentes.

Pero no todos lo creen, así. En Chiapas la opinión se encuentra dividida. Organismos no gubernamentales y activistas que se identifican con el zapatismo creen que Acteal fue la cúspide de la estrategia de contrainsurgencia del gobierno federal.

La masacre, dice Diego Cadenas, titular del Centro de Derechos Humanos Fray Bartolomé de Las Casas, fue una operación pedagógica para frenar el avance del zapatismo en la región. Agrega que a través de cuerpos policíacos y militares, el gobierno estatal y federa armaron a grupos civiles para contener el avance del movimiento rebelde.

Al caer la noche de este miércoles, los reos no salían aún. Algunos de sus familiares seguían llegando. Hombres, mujeres y niños se encontraron en las afueras del penal. Venían desde muy lejos, de comunidades como Los Chorros, Canolal, Yashjemel, Tzanembolom, Yabteclum, y otras de ese municipio de Chenalhó.

Según Palomares, al menos 41 verían la "luz de la libertad", aunque la SCJN ordenó la liberación de 20. Agregó que después de salir se irían a la plaza central de Tuxtla para dar un mensaje.

"Se ha dicho que los reos saldrán con ánimo de venganza, con rencor, con odio y que van arremeter contra sus acusadores. Mentira, nada más falso. Van a hacer un pronunciamiento en el que ratificarán sus postura de respeto a sus acusadores", dije Palomares.

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