lunes, 8 de junio de 2009

Los derechos no se negocian

Jun
07
2009
Los derechos no se negocian

Ricardo Andrade Jardí

Y mientras, como siempre, la IMPUNIDAD hace gala en una guardería pública de Sonora, donde la norma fue la negligencia y el costo lo pagaron con su vida al menos 30 niños, en tanto en Ciudad Juárez, reporteros y fotógrafos son reprimidos por el Ejército al querer documentar un accidente de tránsito en el que se presume la actuación de policías y militares. Pero la agresión y despojo sufrido y denunciado por los reporteros en la frontera Norte es en realidad el reflejo del Estado totalitario que el usurpador pelele y la chatarra empresarial, de facto ambos, están intentando, con mucho éxito hay que decir, imponernos en México. Mientras tanto el IFE, tan ilegitimizado como el mismo Fecal, planea impedir que los ciudadanos y organizaciones llamen al derecho irrenunciable de votar, anulando el voto, frente a la oferta de hampones de ligas mayores que encabezan la lista de candidatos propuestos por los políticos partidos mexicanos.
Y no tardarán en querer obligarnos, desde el IFE, a votar por alguno de los dos partidos oficiales (PRI-PAN) y como secundaria opción, por aquello de guardar las apariencias exigidas por la “Democracia Corporation S.A.”, incluso por el de “Los Chuchos” del “maduro y moderno”, a modo y sumiso en realidad, PRD.
Pero nada de organizarse para anular o no votar. Eso no está contemplado dentro de la norma totalitaria del fascismo panista que hoy nos desgobierna. Hipócritas, nuestros políticos, buscan “legalizar” la ilegalidad de la represión, mientras intentarán hacer recaer en la ciudadanía la responsabilidad de la violencia que hoy promueven ellos en nombre de una unidad nacional, que nada une, en nombre de una democracia en la que la voluntad popular nada cuenta y los votos se cuentan en proporción al dinero invertido por el crimen organizado en los candidatos a modo, que los “representantes” que les garanticen el crecimiento del negocio.
La IMPUNIDAD seguirá creciendo, matando niños, en guarderías del desgobierno que no cumplen con ninguna de las normas de seguridad, reprimiendo reporteros, ejecutando o expulsando académicos humanistas, cerrando radios comunitarias, permitiendo la fuga de ejecutores y mercenarios corta-cabezas, promoviendo una falsa guerra contra el crimen organizado, que se organiza dentro de las instituciones del Estado, protegiendo gobernadores ligados a las redes de violadores sexuales de niños, o a gobernadores que, en su alcoholismo, ofrecen el presupuesto público a la Iglesia o la televisora de su preferencia, buscando terminar con el derecho de anular el voto, ante una clase política corrupta, mediocre y estúpida que sólo se representa a sí misma.
Pero “los derechos no se negocian” y no votar o anular el voto, con la conciencia de lo que la decisión implica, hoy más que nunca, es un ejercicio pleno de la organización ciudadana. Es una acción de intervención directa para empezar a cambiar las reglas del juego. No votamos o anulamos el voto, simplemente, porque hemos decidido no otorgar más poder a quienes no nos representan. La democracia participativa empieza por representarnos a nosotros mismos, impidiendo que “me represente”, quien en realidad no me representa...
“Los derechos no se negocian” y anular el voto y no votar es ejercer ese derecho. Es informarle a la sociedad entera que las “decisiones del Legislativo” no representan nuestras decisiones. Es obligar a quienes se dicen “nuestros representantes” a escucharnos o a asumir las consecuencias de sus decisiones sin que se puedan escudar en el falaz discurso de que: “lo que la sociedad quiere es...”, más de lo mismo.
Por Esto!

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