martes, 19 de mayo de 2009

Una cosa es la fantasía y otra la vida cotidiana.

May
19
2009
Una cosa es la fantasía y otra la vida cotidiana.

Pedro Díaz Arcia
Peculiaridades de la crisis

Si la OMS encara la epidemia del virus A (H1N1) ante el incremento del número de contagiados y la euforia de las multimillonarias empresas farmacéuticas; ajena a la pandemia, en Europa la recesión ha elevado en un 25% el número de suicidios y en un 15% los casos psiquiátricos.
En Estados Unidos, como un avestruz que oculta la cabeza en la arena: se elevó el consumo de chocolate, de macarrones con queso y de condones.
El Gobierno chino, por su parte, con una población superior a los 1,300 millones de habitantes -el 20% de la población mundial-, fiel a su divisa de “un niño por pareja”, concluyó que si deben reproducirse los unos sobre los otros pues que sea sin relajo y ordenó demoler un parque temático sexual.
La controvertida “Tierra del Amor” que dispondría de gigantescos órganos genitales, planeaba conferencias sobre el tema en diversas culturas y “talleres de técnica sexual”, fue hecho trizas el pasado fin de semana en la ciudad de Chongqing, al suroeste del continente.
En términos generales la relación entre crisis económica y salud es directamente proporcional en los países industrializados.
En las naciones del llamado Tercer Mundo, incluyendo economías emergentes, la proporción no se cumple: marche como marche la economía mundial, miles de millones de seres no tienen acceso a las escuelas, hospitales y otros servicios sociales.
La mortalidad infantil crece por día y se reduce por año la expectativa de vida.
Pero, curiosamente, la crisis económica se gasta sus antojos.
Mientras 637,000 estadounidenses solicitaron auxilio al Estado en la última semana, debido al incremento del desempleo y la cifra aumentó de 6,36 a 6,56 millones, otros tratan de hacer más llevadera la vida.
La crisis ha hecho que cientos de miles de ciudadanos estén más tiempo en sus viviendas y prioricen sus compras en la adquisición de pequeños bienes.
Estudios recientes indican la inclinación de los consumidores por adquirir semillas vegetales, lápices labiales y productos para comidas domésticas en lugar de acudir a restaurantes.
Hershey Co., el segundo fabricante de dulces en Estados Unidos informó que en el primer trimestre sus ganancias aumentaron en 20%. Kraft Foods Inc. incrementó sus utilidades en más de un 10%.
Mientras se gasta menos en ropa, la firma Match.com reportó un aumento del 5% en la venta de condones en el último trimestre del 2008, el mayor en los últimos siete años.
Sin embargo, se trata de mecanismos de escape a la crítica situación que abate a la nación norteamericana.
Por ejemplo, sólo en California la situación económica es cada vez es peor.
El Gobernador del Estado, Arnold Schwarzenegger (Terminator), podría destruir un planeta en sus aventuras cinematográficas, pero no puede enfrentar con éxito la crisis que deteriora las finanzas del territorio.
Más de 100 ciudades están a punto de declararse en “emergencia fiscal”, entre ellas, Los Ángeles, San Francisco, Oakland y Sacramento, con el fin de evitar que el Ejecutivo tome un préstamo de sus cajas de ahorro ascendente a 2,000 millones de dólares para enfrentar el déficit fiscal que oscila entre los 15,000 y 21,000 millones de dólares.
Lo que significaría mayores cuotas de despidos -de los cuales no escaparían policías, bomberos y empleados de hospitales- así como la reducción de programas sociales.
En la antípoda, Rusia que había presentado el pasado año un crecimiento industrial de 2,1% registró en abril una caída de la producción industrial de 16.9%, la peor en los últimos 14 años, según informó el Comité Nacional de Estadísticas.
En Ottawa, el consorcio estadounidense General Motors (GM) continuaba sus negociaciones con sindicatos canadienses que intentan evitar más despidos, bajar costos de producción e incrementar las pensiones de los empleados.
Hasta ayer, no había acuerdos entre las partes.
En resumen, entre la epidemia y la crisis el tiempo pasa con su implacable carga de dolor, mientras seguimos, aquí y allá, como rehenes de la incertidumbre.
Por Esto!

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