SALDOS DEL MODELO
por Luis Linares Zapata, secretario de Desarrollo Económico y Ecología del gobierno legítimo de México
(publicado en La Jornada el 29 de abril de 2009)
La cadena de acontecimientos negativos, entre ellos las dos crisis sucesivas (la alimentaria y la económica), recrudece la vida cotidiana con la epidemia de influenza porcina que azota al país. Comprobar la ausencia de un solo laboratorio capaz de identificar la naturaleza de un fenómeno desconocido de salud, pone en evidencia los enormes huecos que el modelo de gobierno y económico ha inducido en la estructura productiva y científica de México. Se tuvo que recurrir al extranjero (Estados Unidos y Canadá) para averiguar el tipo de virus que está matando a los mexicanos. La parálisis de la vida organizada actual podría haber sido más benigna con tan sólo reaccionar días antes a la emergencia. No se pudo y, ahora, muerto el niño, hay que tapar el pozo a marchas improvisadas: importando dos laboratorios.
Pero similar cuestión puede encontrarse si de producir vacunas se trata. La empresa pública especializada (Birmex) hace mucho tiempo dejó de investigar por sus propios medios e imposibilitó su debido desarrollo. Ha quedado, esparcida por muchas clínicas nacionales, una red de detección de influenza que todavía hace su trabajo; son los remanentes de esa burocracia epidemiológica y asistencial de prestigio que ha sido diezmada sin contemplaciones durante el panismo empoderado. Pero sus capacidades de detección y análisis, como se puede fácilmente observar, son limitadas, tanto en personal experto como en equipos adecuados. Cosa de la astringencia presupuestal y las prioridades asignadas desde la lejana mirada de los tecnócratas hacendistas, celosos guardianes del neoliberalismo más retardatario y decadente.
La visita reciente del presidente Sarkozy, de Francia, lo mostró a las claras. Este conflictivo y protagónico personaje inauguró un laboratorio con inversión gala para producir antígenos de vacunas (Sanofi-Pasteur), uno de los sectores de negocios más lucrativos del mundo. Aquí se harán el empaque, la distribución y venta de las vacunas, es decir, la maquila. Se atestigua así el hecho, sin referente mundial, donde un país de más de 100 millones de habitantes es incapaz de satisfacer sus necesidades apremiantes de salud y, como en este preciso caso de influenza porcina, de seguridad nacional. Hay que recurrir al mercado externo para ello. No hay, dentro de las economías mayores del planeta, alguna que se haya situado, por decisión propia, en tal circunstancia.
Pero, eso sí, el sólido secretario de la Hacienda pública sale presuroso a firmar un nuevo crédito de 205 millones de dólares con el Banco Mundial para enfrentar la epidemia. De nueva cuenta, las autoridades federales se cobijan en los organismos financieros que han sido causantes de tantas penalidades y vergüenzas sin que haya, realmente, necesidad de tan reprobable solicitud de auxilio.
¿Qué gana el país con estas ayudas? No podrían sacar tan ralos recursos de los propios ajustes presupuestales que no se han hecho. Con limitar un tanto los seguros de gastos médicos mayores de los funcionarios públicos alcanzaría para mucho más que la dudosa generosidad exhibida por ese banco de infausta memoria imperial. Ahora, si no desean recortar, lo que juzgan indispensable privilegio para los burócratas de elite, entonces toquen, aunque sea con un dejo de urgencia pandémica, los sobresueldos, bonos o gratificaciones que todavía se reparten magistrados y funcionarios de alto nivel mientras les cae encima (para 2010) la tenue ley recientemente aprobada. ¿O qué decir de los cuantiosos dólares puestos a disposición de empresarios que endrogaron a sus empresas y ahora recorren los pasillos del poder público en busca de ayudas para salvar sus patrimonios, ya de por sí bien protegidos con feroces subterfugios legaloides?
Los saldos del modelo se acumulan en sus aristas negativas, esta vez la atención recae en el raquitismo de los laboratorios epidemiológicos. Pero no son la excepción. Qué decir de los dedicados a la investigación alimentaria, el maíz por ejemplo. Hace mucho que se trasladó el grueso de ella a cerebros extranjeros, empleados por las trasnacionales. O el notable rezago en la generación de tecnología petrolera y petroquímica, otrora tan actualizada y creativa. Claro está que para ello se necesitan abundantes recursos, tan escasos como malempleados por los modernizadores neoliberales. Jamás se ha visto a cualquiera de sus insignes representantes locales patinar por los organismos internacionales en busca de millonarios préstamos. Tal como seguido lo hacen para rescatar al peso, un simple medio de transacción sujeto a fuertes presiones, aun bajo las susodichas seguridades de una economía blindada (concepto éste tan usado como vacío y falso).
La disciplina mostrada por la sociedad tendrá desenlaces imprevistos. La influenza porcina será, finalmente, dominada no sin antes causar muchos desvelos, miedos y dolores. Pero pasará y de ello el desgobierno del panismo no sacará moralejas positivas, sino una excusa para rebajar sus errores, omisiones y trampas en el tratamiento y génesis de la crisis económica, ésta sí de más largo aliento y consecuencias trágicas. La venidera contienda electoral será usada para poner un escenario propicio para su utilización.
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PESO FUERTE Y ECONOMÍA DÉBIL
por Rogelio Ramírez de la O
(publicado en El Universal el 29 de abril de 2009)
La caída del peso en un solo día de reconocimiento oficial de la epidemia echó por la borda los más de 22 mil millones de dólares invertidos por las autoridades desde octubre pasado para apuntalar al peso. Eso demuestra lo fútil de usar deuda externa para evitar que el mercado ajuste el peso según sus propias percepciones. Tratar de influir en esas percepciones con cuantiosos volúmenes de dinero prestado siempre acabará mal.
Desde luego, en el corto plazo es posible e incluso factible que con grandes créditos, tanto de la Reserva Federal estadounidense (Fed) como del Fondo Monetario Internacional (FMI) por 30 mil y 47 mil millones de dólares respectivamente, el peso pueda transitoriamente —por ejemplo, antes de las elecciones de julio— ubicarse entre 12 y 13 unidades por dólar. Pero sería un dólar subsidiado con deuda pública.
Ahora bien, cuando el gobierno está dedicado a defender el tipo de cambio no puede hacer muchas otras cosas y menos gastar en obra pública. Esto, porque dicho gasto provoca preguntas de las agencias calificadoras sobre el posible déficit fiscal, a sabiendas de que la recaudación se está cayendo por la caída de la actividad. Eso contradiría la pretensión de un peso fuerte.
Así, a pesar de que ofreció ejercer el gasto presupuestado de forma acelerada para estimular la debilitada economía, el hecho es que no lo está haciendo. No sólo se han cancelado grandes proyectos, como Punta Colonet, por falta de financiamiento privado. También se declaró desierta la licitación de la red carretera del Pacífico. Y la prensa informó que en enero y febrero, el avance que tiene la Secretaría de Comunicaciones y Transportes en el proyecto de construcción y modernización de carreteras fue apenas 1.2%, y eso de una meta tan modesta como 747 kilómetros.
Y la evidencia de cifras apoya lo anterior. El índice de actividad económica cayó 9.5% en enero y la producción industrial 13.2% en febrero. Un indicador de la falta de obra pública es el desplome de la construcción en enero y febrero, de 11.3% en el dato más reciente.
Lo anterior contradice uno de los 25 puntos del llamado Acuerdo en Defensa de la Economía de enero pasado, es decir, acelerar el programa nacional de infraestructura por 570 mil millones de pesos. Otro punto de este acuerdo fue que Banobras “garantice” la ejecución de los proyectos con participación privada contemplados para 2009.
De ahí que no debe sorprender que la encuesta de la firma KPMG haya mostrado que 77% de los empresarios encuestados piensa que los planes oficiales anticrisis en ese acuerdo no ofrecen ningún apoyo a las empresas.
Si se quisiera apoyar la economía deben aplicarse otras medidas. Una sería dejar que el mercado fije el tipo de cambio y no malgastar reservas tratando de sostenerlo artificialmente. En segundo lugar, apoyar a las empresas endeudadas en dólares porque emplean a mucha gente, pero el apoyo debe ser transparente, sin subsidio y garantizado con las propias acciones de las empresas. Tercero, para verdaderamente apoyar a las empresas, derogar el IETU que ahora resulta en una carga onerosa tanto económica como administrativa. Cuarto, para apoyar la actividad económica, reducir el IVA a 10%.
Por supuesto que habría un sacrificio fiscal cuando el ingreso federal ya está cayendo. Pero sostener el peso y otras acciones anunciadas son también un sacrificio y aumentan la deuda pública. Más aún, con la economía más débil la recaudación se caería todavía más de lo esperado. Aún es tiempo de cambiar de rumbo.
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MÉXICO: LA EPIDEMIA DE INFLUENZA Y LA AUTOSUFICIENCIA SANITARIA
por Pablo Moctezuma
El 13 de abril se registró oficialmente el primer caso de influenza porcina H1N1, decretándose la alerta epidemiológica el 16 de abril. Fue hasta el 22 cuando laboratorios canadienses confirmaron los componentes genéticos del peligroso virus porcino. Hasta la noche del jueves 23 se tomaron las primeras medidas de prevención. México cuenta con expertos sanitarios de reputación mundial, pero tiene que enviar las muestras a Canadá para descifrar el genoma de la cepa. Así se perdió toda una semana.
El hecho es que el análisis tuvo que ser realizado en el extranjero. Los gobiernos neoliberales han abandonado la política de autosuficiencia. Las políticas neoliberales han descuidado la infraestructura médica y la producción nacional de las medicinas, así como la investigación médica y biomédica, a la vez que han provocado el empeoramiento de las condiciones de vida de la población.
Ya desde hace semanas, el 18 de marzo según la Organización Mundial de la Salud, comenzaron a ser reportados casos de influenza, la epidemia tuvo que llegar a cientos de casos y decenas de muertes para que las autoridades comenzaran a reaccionar y a alertar a la población. Por otra parte es de hacer notar que es en México donde se producen los casos de muertes y en otros países los infectados por este virus salen vivos del trance. ¿Por qué?
Desde el 5 de abril, los pobladores de la zona de Perote, Veracruz, denunciaron la contaminación de las lagunas de oxidación de La Gloria, al verter desechos fecales porcícolas, en donde emanan grandes nubes de moscas. Según los facultativos estatales y del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), el vector epidémico serían las nubes de moscas que despiden las granjas porcícolas y las lagunas de oxidación de la empresa trasnacional estadunidense Granjas-Carrol. Desde hace años, esta empresa fue sancionada y expulsada de Carolina del Norte y Virginia, Estados Unidos, por la contaminación ambiental que provocó. En La Gloria, la epidemia costó la vida a más de 20 personas de esa localidad, dadas las condiciones ambientales, de salud y de nutrición de los pobladores.
El antiviral que se está empleando para combatirla es el oseltamivir, mejor conocido por su nombre comercial Tamiflu, producido por Roche. El precio del Tamiflu subió de unos 40 euros en 1999 (fecha en que Roche lo sacó al mercado) a 377 euros en 2005. Curiosamente, la empresa de Roche, Sanofi Aventis, anunció la inversión de 100 millones de euros en una nueva instalación en México; a la ceremonia asistieron Felipe Calderón y Nicolás Sarkozy que estaba en visita oficial en nuestro país.
La nueva planta de vacuna será construida en Ocoyoacac, donde Sanofi-Aventis ya opera una instalación. La planta “será diseñada para cambiar a la manufactura de la vacuna pandémica si una pandemia de influenza es declarada y se identifica una cepa de influenza por la Organización Mundial de la Salud”.
¿Por qué el gobierno federal no elabora el medicamento genérico en vez de comprarle a Roche la vacuna? La formula empírica C16H28N2O4. (3R,4R,5S)-4- Acetilamino- 5-amino-3- (1-etilpropoxi) -1-ciclohexen- 1-carboxilato de etilo) puede ser producida en México por causas de interés nacional y no darle a las trasnacionales cientos de millones de nuestros impuestos.
El origen del nuevo virus todavía no se conoce y hay varias hipótesis, desde que éste forma parte de una guerra bacteriológica contra México o que las farmacéuticas en crisis lo introdujeron para vender millones de vacunas, o que fue causado por la contaminación que provocan las trasnacionales en el nuevo ambiente y su uso indiscriminado de productos químicos, hasta que es un nuevo desafío de causas naturales. Lo cierto es que ante este grave problema, el gobierno y los medios han aprovechado para presentar una imagen de “promotores de la salud” en vez de “promotores de la guerra al narco” como se habían venido presentando, aprovechando que las elecciones se realizarán en dos meses.
También Calderón se ha lanzado con su “Decreto Presidencial” , saltándose al Congreso, tal como lo hacen en Washington, a imponer un virtual Estado de Excepción que permite el allanamiento de morada donde presuma la existencia de enfermos, sin orden de cateo de alguna autoridad judicial, en abierta violación a las garantías individuales.
La actual crisis económica, social y política en México se agrava con esta crisis sanitaria y se aprovecha para atemorizar, desmovilizar y controlar a la población, aumentar la injerencia externa de EU y otros países en México y para darle grandes ganancias a las trasnacionales farmacéuticas. La dependencia de México se acentúa con los préstamos que el Banco Mundial ofrece en medio de esta crisis.
Los gobiernos del PRI y el PAN nos han hecho retroceder a las épocas negras del colonialismo, en el que las epidemias mataban a miles y las condiciones de vida de la población eran miserables, y en las que se practicaba el genocidio contra la población. En el neocolonialismo sólo importa la ganancia y no la vida humana, como se hizo patente en Pasta de Conchos.
La vía que propone la clase obrera es otra. La del mejoramiento de las condiciones de vida y salud de la población, el desarrollo de una economía autosuficiente en todos los sentidos, en la que busquemos no sólo la autosustentabilidad en la producción industrial y agrícola, sino también en los servicios de salud. Esta grave crisis nos impulsa a luchar por la transformación de nuestro país para que en México puedan vivir libre y sanamente las futuras generaciones y no sean presas de las maquinaciones y la explotación de corporaciones extranjeras y sus gobiernos.
miércoles, 29 de abril de 2009
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