Jan 11 2009 |
|
Han pasado ya varios meses, cientos de kilómetros de tinta, mil y un argumentos académicos, técnicos, de especialistas internacionales, incluso observaciones de despachos de arquitectos nacionales y extranjeros sensibles a la naturaleza social del patrimonio simbólico cultural que encierra la zona arqueológica de Teotihuacan… y nada. Las autoridades del INAH en sus niveles más altos, el gobierno del Estado de México y un grupo de empresas de iluminación continúan empecinados en terminar su obra maestra: destruir el sitio arqueológico de Teotihuacan, específicamente las pirámides del Sol y de la Luna. Tienen, ni porqué negarlo, el aval político de un gobierno que desde que anunció sus planes para cultura dejó en claro que ese tipo de shows serían, apoyados en empresas de “vanguardia”, la clave para aumentar, vía derrama turística, los ingresos que se generan en las zonas arqueológicas.
Lo grave y funesto de toda esta alianza del grupo de directivos (¿?) del INAH con empresas y funcionarios del Estado de México es la elevada dosis de decadencia humanística que demuestran en cada paso que sella la instalación de una tras otra lámpara del aparatoso y grotesco “Resplandor Teotihuacano”. Carente de idea, método y moral, su proyecto de luz y sonido responde a una lógica de improvisación tan aberrante que deja mal parados (¿acaso podría ser otra cosa?) a sus actores políticos principales: a) el Presidente de la República por poner al mando del INAH a un grupo de ineptos e incompetentes funcionarios quienes permitirán recordarlo, además de como espurio, como destructor del patrimonio cultural, y b) el gobierno del Estado de México que, en su de por sí alocada y protagónica carrera por ganar la candidatura presidencial apoyado en Televisa y anexos, también, como Calderón, deja ver su disposición para entrar con pasión y denuedo en la destrucción de nuestra cultura. Violaciones constitucionales y reglamentarias de por medio. Los hechos hablan, no la retórica de los planes y documentos en donde lo que sobran son las buenas intenciones.
Hace ya mucho tiempo que la clase política perdió el sentido de la ubicación histórica. Al paso que vamos, así como se está imponiendo un show de estilo “apantalla estúpidos” como el “Resplandor Teotihuacano”, a la vuelta de unos años, la totalidad de las zonas arqueológicas más importantes de la nación serán escenarios para los juegos de Casinos aprobados por el señorito Creel o para el Teletón. En ellas aparecerán como artistas exclusivos la cadena de malogrados pseudocantantes del monopolio por excelencia: Televisa. Y como sedes para el Teletón, en lágrimas funcionarios y políticos en busca de votos y reconocimiento a sus sentimientos a favor de los que menos tienen impulsarán sus carreras políticas hacia nuevas fases de escala neoliberal. Eso sí, los discursos de los conductores y animadores, previos gestos de compasión, estarán marcados por las referencias constantes a la magia que las pirámides y espectáculos de luz crean en los donantes (hasta en los de peso) ya que, gracias a ellos “se rebasará la cifra que recaudamos el año pasado”.
Como la zona arqueológica en cuestión, sea en el centro de México, sea en Yucatán, y demás, fue previamente concesionada a algún particular que el IFAI no puede dar a conocer (sería alterar el secreto profesional con que opera), entonces los dirigentes de la empresa beneficiada por los promotores turísticos aparecerán también con su cheque a favor de los pobres de México. Ellos también lanzarán un discurso, al momento de entregar el cheque diciendo que como resultado del nuevo concierto que ofreció Plácido entregan esta cantidad para que se haga un nuevo CRIT, pináculo y sostén de la “política social” de la tecnocracia que privatiza los servicios públicos que está obligado a otorgar el Estado privado. Así, se creará inevitablemente un sistema de franquicias de luces y sonido que estaría administrado por un grupo llamado “Inmundo”, por aquello de que el inframundo prehispánico los inspiró para recrear las iluminaciones y fuegos artificiales de todas las zonas arqueológicas de México. Pero no es todo, porque los escolares de la nueva generación del siglo XXI, entenderán que la población prehispánica se la pasaba en borracheras de luces y bailando al ritmo de sonidos aprobados por miembros de un despótico Consejo de Arqueología que no da una en aquello de ordenar las ambiciones.
Al final de cada año fiscal, los que aún le quedan a FECAL, Carstens nos dirá sudoroso en una rueda de prensa más, en la que estará a fuerza presente un traductor norteamericano como enviado especial del FMI, que los ingresos por espectáculos de Luces y Sonido en México permitieron frenar la escalada de precios del gas doméstico y la gasolina Premium. Y que esto fue a la vez muy importante para contener la fuerte recesión de la economía en el bienio 2009-2010, pues los festejos del centenario de la Revolución y del bicentenario de la Independencia se cubrieron de manera total con las entradas de los conciertos ofrecidos por Il Divo y Andrea Bocelli en el centro histórico de Campeche. Con todo vaya mi sugerencia: cancelación del show “Resplandor Teotihuacano”, por fraude a la nación y a todos los mexicanos.Por Esto!
No hay comentarios:
Publicar un comentario