miércoles, 10 de febrero de 2010

Peña Nieto y Marcelo, al caño

Ricardo Alemán
Itinerario Político
Ricardo Alemán

Si no es literal, está muy cerca de serlo. Y es que la extraordinaria precipitación pluvial que se abatió sobre el Valle de México, y las graves inundaciones que afectaron a miles de familias, no sólo confirman la fragilidad hidráulica de la zona conurbada entre el Distrito Federal y el Estado de México, sino lo volátil de la popularidad de los presidenciables.

Como todos saben, Enrique Peña Nieto y Marcelo Ebrard –además de gobernadores mexiquense y capitalino– son aventajados aspirantes al 2012. Pero al mismo tiempo esa ventaja los convierte no sólo en blanco de todos los ataques de sus adversarios –para tirarlos–, sino en “villanos” favoritos en todo tipo de tragedias y calamidades.

De esa manera, las lluvias torrenciales fuera de época, y su secuela de inundaciones que en días pasados hicieron perder todos sus bienes a miles de ciudadanos del Valle de México, literalmente mandaron “al caño” una porción importante de popularidad, imagen y aceptación que tienen Peña y Marcelo entre los potenciales electores rumbo a 2012.

¿Por qué las inundaciones se convirtieron en una bomba de tiempo para los dos potenciales presidenciables?

Porque como lo dijimos aquí el pasado domingo, los hombres del poder y los aspirantes al poder absoluto –como Peña y Marcelo– suelen invertir su capital político en obras de relumbrón, cuya renta electoral es la divisa fundamental, en tanto que la infraestructura urbana que no se ve –como el drenaje– prefieren que siga bajo tierra. Si no da votos, que no los quite, dicen. ¿Por qué se reventaron el Río de los Remedios y el Canal de la Compañía rumbo al cuarto año de gobierno de Peña Nieto y de Marcelo Ebrard?

Porque ninguno de los dos gobernantes hizo lo suficiente en materia de desazolve y aguas residuales. Pero el asunto se complica si recordamos que en el primer año de su gestión Marcelo Ebrard anunció una magna obra con una inversión no menos importante, precisamente para rehabilitar el drenaje profundo. El objetivo, evitar inundaciones. ¿Y entonces qué pasó? Algo hizo mal el gobierno de Marcelo Ebrard.

Más grave resulta el caso de Enrique Peña, quien en septiembre de 2009 debió enfrentar serias inundaciones en colonias como Valle Dorado, cuando reventó el emisor poniente. La advertencia era clara, pero resulta que el presidenciable mexiquense nada aprendió de aquella experiencia.

Está claro que el complejo Valle de México, sus delicados equilibrios de agua potable y drenaje –sequía e inundaciones–, basura, contaminación y transporte, son capaces de lanzar a las nubes a un presidenciable. Pero también de sepultarlo. ¿Habrán entendido la lección Peña y Marcelo?
Zocalo-Saltillo

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