Apr 06 2009 |
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Sin Gafete
Isabel Arvide
En el Primer Informe, Greg Sánchez impugna al pasado
Cancún, Quintana Roo.- Es un sobreviviente, vestido de blanco, arropado por el gran Tatic, por quien ha quitado y dejado de quitar gobernadores, por el hombre casi inmortal que corresponde como pocos a su leyenda de poder: Nassim Joaquín.
Empresario omnipotente, el patriarca del clan, agua de la que todos los políticos locales intentan abrevar, don Nassim está sentado en primera fila, junto a Pedro, al lado del obispo, casi de la mano de Niurka, la esposa. Es la señal que, no puede ser tan ciego como quisiera, Félix González registra en su tablero futurista.
El juego, el tema se ha convertido una vez más en político. No importa la presencia de la viuda del General Tello Quiñones, el homenaje que recibe, todo lo de la violencia y la inseguridad están en otro ámbito. Lo que trasciende es que el presidente municipal de Cancún, con la del PRD, emerge de la crisis –ahora sí- con la fuerza de sus palabras.
Que no son sino un reclamo, más que justificado, al pasado priísta. Porque todo era, nos dice una y otra vez, mentira. Un fraude a la ciudadanía que veía, insiste, con la lluvia desaparecer la etiqueta de asfalto de los “encarpetados” de las calles.
No se diga la basura que no lograron recoger sus antecesores. Y la desatención a los niños, a los ancianos que hoy se ha multiplicado al infinito con la consecuente disminución de suicidios, lo que es una tragedia en todo el Estado, de un cuarenta por ciento.
Cientos de colonos, los ex presidentes municipales, los secretarios del gabinete, los diputados locales, el enviado especial de Marcelo Ebrard, sobre todo el senador Carlos Navarrete, la peregrinación fue tan eficiente como emotivo el homenaje a la esposa, a la mujer rubia que lloraba silente y emocionada, a quien es la pasión de Greg por la que da “gracias al universo”.
Nada hizo falta al ceremonial que parecía, más bien, una unción, un arribo al poder. Y si hubo medidas de seguridad no se notaron, no estuvieron presentes como en la majadería extrema del informe de Félix.
Otro tanto se puede decir del video que no falló, que no avergonzó a quienes lo veían.
Desafortunado, mucho, el papel del jefe de prensa, Calleja, peor el de su secretario particular, Javier Medina, ambos escondidos, ambos temerosos, ambos torpes, ambos ignorantes de la realidad nacional, ambos prepotentes. Pero tampoco en la medida en que lo son los funcionarios estatales, nada que llame la atención en el estilo vigente en Quintana Roo.
Greg llegó, vestido de un blanco brillante en lo que recuerda sus uniformes de cantante, a restregarle al gobernador sus logros. Y, Félix trago camote mientras aplaudía. Hubo quien dijo que ocupado en sus “mensajes” por celular no se dio cuenta de lo que decía Greg.
Junto a mí, Jesús Martínez Ross afirmaba que era “mucha crema para sus tacos” pero admitía que ahí están las cifras que, definitivo, traen inversión y prometen tranquilidad en un futuro. Y, diría otro, también las formas políticas que agradecían puntuales el apoyo de funcionarios, el mismo gobernador, de su “amigo” Salvador Rocha, de la ausente Polly.
Para todos, incluyendo los panistas, hubo palabras dulces. Para todos menos para la titular de Turismo, Sara Latife, que obviamente no estaba invitada.
Nada de la realidad empeñaba el acto, ni siquiera el calor que parecía haberse escondido detrás del gran templete. Lo único que estaba presente, lastimando futuros políticos, era el miasma corrupto en que nadaron otros, sobre todo Francisco Alor Quezada a quien, no obstante tantas acusaciones de complicidad criminal, el gobernador sigue protegiendo. Greg Sánchez conseguía vencer las fallas del telepronter, imponer su voz, hablar cómo consiguió en un año convertir basureros inmundos en canchas deportivas e incorporar a los más jodidos, a los que perdieron hasta el deseo de vivir, a la nómina de su gobierno.
Daba cuentas, buenas cuentas, del dinero ahorrado, de la inversión en colonias, de la atención personal al Cancún siempre olvidado.
Ahí estaba el pasado. Ahí estaba el futuro. Ahí estaba Nassim Joaquín. Lo demás había desaparecido…
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Por Esto!
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