¡DESAPARECIDO!
por Rosario Ibarra
(publicado en El Universal el 27 de noviembre de 2008)
Desde hace muchos años se repite con horror la terrible palabra que da nombre a estas líneas. Miles de hogares en el mundo han sufrido y sufren el dolor de las ausencias que esa práctica infame les causa.
México se cuenta entre los países cuyos malos gobiernos han hecho suya esa forma brutal de represión, y que como ya se ha dicho en incontables ocasiones, tuvo su inicio en 1969, en Coyuca de Catalán, Guerrero, cuando dos militares, el general Miguel Bracamontes y el mayor Antonio López Rivera, secuestraron al maestro Epifanio Avilés Rojas y ordenaron a los soldados que lo condujeran al Campo Militar Número Uno. Desde entonces, no se volvió a ver al maestro y empezó a pronunciarse la palabra cruel... ¡desaparecido!
En los años que siguieron, el Ejército y las policías asolaron el mismo estado suriano. Bajo el pretexto del combate a la guerrilla, allanaron casas para llevarse a los “sospechosos”, cientos de hombres y mujeres que, al igual que el maestro Avilés Rojas, fueron catalogados como desaparecidos... ¡Y el dolor se aposentó en los hogares del noble pueblo guerrerense!
Eran los años terríficos del sexenio echeverrista, en los que las desapariciones se esparcieron en el país entero como plaga maligna... De los hogares heridos por aquel zarpazo cruel brotaron alaridos de dolor, pero a la par se alzaron las voces airadas que exigían y exigen justicia; pero ésta no llega, no se ha hecho justicia jamás, ningún responsable de las desapariciones ha sido castigado y la práctica perversa, catalogada como crimen de lesa humanidad, se repitió un sexenio tras otro...
No hubo uno solo en que no se hubiese cometido este delito. De Echeverría a Zedillo, no queda a salvo ninguno de los presidentes (comandantes supremos de las Fuerzas Armadas), y los dos últimos, Fox y Calderón, son igualmente culpables del mismo crimen: desaparición forzada, perpetrada, en la mayoría de los casos, por miembros del Ejército.
Y aunque el actual gobierno pretenda culpar al “narco” y cambiarle el nombre por el de levantón, el pueblo sabe que no es así y exige la presentación con vida y la libertad de todos los desaparecidos, entre ellos, Edmundo Reyes Amaya y Gabriel Alberto Cruz Sánchez, que este 25 de noviembre cumplieron un año y medio de su desaparición.
¡Vivos los llevaron...vivos los queremos!
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